Al igual que con otros productos mediáticos, crear juegos serios implica involucrar a usuarios durante diferentes etapas del proceso de diseño y desarrollo. Lo anterior para garantizar que, en la medida de lo posible, el producto final sea de su agrado. No obstante, existen diferentes audiencias cuya participación requiere de la aprobación de un tercero. Tal es el caso de los menores de edad. Por ende, para los creadores de este tipo de experiencias lúdicas, es necesario conocer las implicaciones éticas relacionadas al trabajo con todo tipo de personas.
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